10 July 2007

Calida Fornia

En Vizcaíno, una familia sedentaria con un pasado sin raíces mas alla de una diáspora habita las entrañas del polvo; le rodea al norte un santuario de cirios, al oeste el ballenero, al sur un legado de 10,000 años, y al este un mar sin oleaje. En donde ha hervido antes la tierra ahí nace la higuera, naranjales con ombligo, granadas y membrillos. Lo que fuera un cálido infierno en épocas de dragones, hoy es una isla fértil unida al continente por una frontera invisible.

Serafín había perdido la vista a sus 40 años, desde entonces su basto y la huella se convierten en una casualidad que le fortalece en las tinieblas. Sus tertulias van guiadas por el credo, por un acento hebraico a veces se le confunde con Moises y levanta una plegaria con sus brazos extendidos como ramas. Sus ojos inservibles entonces lloran, se consuela Borgesino con la armonía y derrocha alegria a traves de su dolor mediante una alquimia jamas imaginada. Un creador que pierde la vista tras una inundación de sangre, el hilito que se convirtió en la última imagen que sus ojos grabaran en su mente. Desde entonces la vida es un mito para Serafin, el muere bajo la biznaga, escurriendo sequedad en su diabetes.

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