Matar nunca ha sido un arte, sin embargo, las estrategias de matar muchas veces son consideradas por el final que conllevan. Mientras el ajedrez remite nuestro más inteligente deseo de aniquilación frente al contrincante, una idea como estocada perfora entre las costillas al fiel oponente a través de una daga o un fusil, esto es considerado un sinónimo de inteligencia, cuando el ritmo del silencio marca el movimiento del alfil; tambien suele confundirse un burdo impulso con una decisión; olvidamos ese agujero negro que devora incluso la voluntad y no en balde forma parte de nuestra existencia.
He dejado atrás una temporada en el infierno, me ha costado 32 días desde que Belzebu se apoderó de mi almohada robandome con ello el sueño más machacón. Pude parecer un aprendiz de supersticioso para cada cuadratura de rutina o hecho insólito del que formaba parte en mis aciagos días, terminé buscando lo que no existe más hasta llegar al enajenamiento y la iluminacion…
He dejado atrás una temporada en el infierno, me ha costado 32 días desde que Belzebu se apoderó de mi almohada robandome con ello el sueño más machacón. Pude parecer un aprendiz de supersticioso para cada cuadratura de rutina o hecho insólito del que formaba parte en mis aciagos días, terminé buscando lo que no existe más hasta llegar al enajenamiento y la iluminacion…
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