01 May 2008

The Maestro

Había postergado la presencia de Charles Mingus en esta revista, mas no sería justo dejar pasar el tiempo sin mostrarles el rostro de un semidiós de la armonía en la expresión azabache y bendita del jazz de la hecatombe.
Su obra y su magisterio aun imperan, esa alquimia del contrabajo que solo Mingus es capaz de llevar siempre en la delantera como arma tanto como báculo uniendo las fuerzas celestes y terrenales. Médium pues del contrabajo e interprete de titanes.
Ya con los pocos antecedentes del jazz de la hecatombe -de la más pura cepa- que han sido tratados en esta revista, el lector de Bicidriver se habrá enterado de que lo que se pretende es presentar música si bien creativa o maltrecha -qué más da si los adjetivos salen sobrando como los juicios demasiados humanos- si evocadora del espíritu, para azotarle la puerta en la cara al vecino, para pensar en el divorcio y para tomar café mientras el mundo se cae a pedazos como la piel de un leproso. Música, arte sanador, la banda sonora propicia para cualquier situación, simplemente música.
La música a la que hace honor Bicidriver no tiene nombre, ni jazz, ni salsa; si bien por ser claro y no redundar en maleficios, utilizo categorías para nombrar tal o cual género encasillando en palabras ínfimas como Trip Hop, Ambient, Avant Garde, Minimalismo, Chanson, etc., tal o cual manifestación musical y por ende divina; sin embargo como antropólogo infame y condenado al rigor de la ciencia (la cual trato de sacudirme como una caspa), la expresión "distinción" (al mero estilo Bourdieuiano) me ha de tener más que cansado pues pese al rigor, jamás he sido diestro en las clasificaciones y etiquetas, aunque bien maneje el tarót y me guste mantener el orden en mi propia casa, así que si Mingus no es jazz y resulta ser otra cosa, no sé entonces como carajos me llamo. Pero dejemonos de sandeces.
Aprovecho lector para advertirte que en Bicidriver el Reggae ha sido parte del engranaje, pues no falta mientras se redacta sobre las malas semillas o sobre algun salmo africano y/o la “chanson de la france”, la suave ambientación desde el “Mitrídates, Rey del Ponto” de Mozart hasta “Satta Massagana” de los Abyssinians como la fuente de inspiración de cada entrada por más mala que sea, y sin embargo, ninguno de los dos géneros han sido tratados en la revista.
Todos los géneros musicales tienen sus cánones, sus reglas su doctrina ortodoxa y conservadora, en el jazz no hay excepción alguna pese a que aparenta para el neófito el desaliño de la cordura. El jazz es el sortilegio, la creación desde que rompe la ola en las rocallosas al momento de la sinapsis. Pese a la regla “Cumbia and Jazz Fusión” quiebra, dobla, rompe, mata, pues Mingus es ademas de un genio y alquimista un rebelde empedernido que corona el jazz de la hecatombe.
"Cumbia and Jazz Fusion" es un disco que ningún amante de la música en sus cientos de géneros y manifestaciones -pese a la frontera de los gustos y los estilos- debe de soslayar, "Cumbia and Jazz Fusion" es un disco pedagógico, didáctico, educativo… un libro sagrado para el músico y el diletante del arpa apolínea. Son cuatro melodías, pero justo las necesarias para alcanzar la iluminacion.
Se dice de Mingus que era un tipo temperamental, y que solía perder los estribos abofeteando y reprochando a sus músicos acompañantes -como ya biografías e historias sobre el andar del contrabajista y hacedor han declarado- como cuando en uno de tantos conciertos interrumpió abruptamente el recital azotando la tapa del piano violentamente al grado de dislocar los dedos del pianista que no cumplió las expectativas del músico grumpy y confuciano. Maestro de loores al fin.

Charles Mingus
“Cumbia and Jazz Fusion”
http://rapidshare.com/files/111350158/Charles_Mingus_-_Cumbia_and_Jazz_Fusion.rar.html
1. Cumbia and Jazz Fusion
2. Music for "Todo Modo"
3. Wedding March - Slow Waltz (Take 9)
4. Wedding March - Slow Waltz (Take 12)

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